Todo lo que hacemos, lo hacemos pensando en parecernos a vos.
Te conocimos a partir de lágrimas que le salían del alma a nuestros abuelos.
Aprendimos a quererte (como aun lo hacen ellos) cuando todavía ni pensábamos en hacer política, y sin embargo tratábamos de convencer a los pibes en el potrero de que si armábamos el equipo del barrio, al gordo y al ñato había que hacerlos jugar igual por muy “madera” que fueran, porque lo importante era que jugáramos todos.
Si cuando organizamos la colecta (que le mangueamos guita hasta al almacenero, me acuerdo) para comprar la “de cuero” así Pablo Abate (que tenia plata y pelota propia) nos dejaba de verduguear con eso de no querer atajar cuando le tocaba a él, fue por lo que aprendimos de lo que escuchábamos en casa, cuando contaban que vos hacías lo mismo con la oligarquía, eso que eran los dueños de la tierra y de las vacas.
Después, cuando empezamos a crecer, nos dimos cuenta que era cierto aquello que dijiste, lo de que “los enemigos del Pueblo fueron y siguen siendo los enemigos de Perón”. Vieras cuantos hermosos Peronistas nos han matado, y cuantos traidores sacaron provecho.
Y mira que pasa el tiempo y algunos siguen sin entenderte: a vos, a la mas clara, humilde (porque, ojo, nosotros las joyas, como dice Galeano, te las festejamos); a la mas nítida, firme, y autentica mujer del Movimiento.
Muchas veces nos preguntamos ¿Cuántas lecturas pueden hacerse de cuando dijiste que “la causa del Pueblo exige nada más de hombres del Pueblo que trabajen para el Pueblo, no para ellos? La respuesta fue siempre la misma: ninguna otra, a no ser que se realice con la intención nauseabunda de los que “cruzaron el charco” para montar, entre compañeros desangelados, la gerencia de recursos humanos que administre la dependencia de los que menos tienen, o de los que no tienen nada.
Aprendimos a amarte como aquellos y aquellas que con el ultimo suspiro te nombraron, haciéndole temblar el espinazo de miedo y odio visceral al genocida, ya que el muy gorila sabia que ni con el terror ni con la muerte nos vencía.
Un día llego a nuestras manos “La Razón de mi Vida” y sentimos que aquellos argumentos con los que intentaban seducirnos unos cuantos oportunistas de los que creen que solo se hace una Revolución si la dirige un intelectual graduado en Siberia o en Stalingrado, era una vil mentira, una mas.
Entonces volvió a surgir un interrogante, ¿Qué parte no leyeron de aquel maravilloso libro estos que se dicen estar del lado del Pueblo, para intentar hacer lo mismo que Aramburu, ósea, separarte de Perón?
Concluimos que evidentemente se saltearon el capitulo XII, el que se llama DEMASIADO PERONISTA, donde decís “que siendo Perón en su grandeza, que unida a su sencillez lo hacen genial, sea yo como soy: fervorosa y fanáticamente Peronista”
Porque aprendimos a amarte como te amaron primero nuestros abuelos (que lo dieron hasta lo que no tenían por la vuelta del General); y después como te amaron nuestros viejos (que de chiquitos nos cantaban que para tener un fusil en la mano había que tenerte a vos en el corazón) que tuvimos que bancarnos (sin romperles la cabeza por el agravio) a unos cuantos trasnochados, que luego que el enemigo se llevara a los compañeros y las compañeras, nos vinieran con el cuento de que ser Peronista era estar a favor de un capo mafia riojano, de un narco dirigente cabezón, o de cualquier otro traidor que nunca aprendió que “los dirigentes del Pueblo tienen que ser fanáticos del Pueblo. Si no, se marean en la altura ¡y no regresan!
Todo lo que hacemos, Querida Evita, lo hacemos pensando en parecernos a vos.
Somos los nietos y los hijos de “tus grasitas”, y al igual que ellos, sí sabemos todo lo que nos amaste.
¡VIVA PERÓN Y EVITA CARAJO!
Las banderas que llevamos a la victoria
en nuestras batallas diarias
AGRUPACION NORMA ARROSTITO
Nacional, Popular e Indigenista
"¡unidos somos fuertes, organizados somos invencibles!"
U.B Fernando Abal Medina
Convención 686 -haedo-
4-659-3458
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