miércoles, 29 de septiembre de 2010

LEY DE “MEDIOS” (Ojala fuera un cuento)

“La ley es tela de araña

en mi inorancia lo esplico,

no le tema el hombre rico,

nunca la tema el que mande,

pues la rumpe el bicho grande

y solo enrrieda a los chicos.”

Martín Fierro

Si a cualquiera de los que somos y nos parecemos “se nos pega algo en la mano” y nos descubren a la salida del supermercado (así sea por paliar la necesidad mas urgente o por la estupidez de creer que nunca nos van a descubrir) nadie se opondrá a ninguna represalia por parte del personal de seguridad y muchos, en mayor o menor medida, desearan que lo mas pronto posible (para que no suframos) estemos muertos, o aunque mas no sea entre rejas.

Ninguno de los presentes consultara si con aquella caja de Nestum vamos a paliar el hambre de una criatura. A lo sumo dirán porque no elegimos una marca de segunda línea para robar, o indignadísimos exclamaran ¡Quién carajo nos mando a tener hijos que no podemos mantener! Y, aunque parezca que eso solo pasa en África, hasta existe la posibilidad de que una señora paqueta reedite el debate acerca del control de natalidad para personas como nosotros, con el agregado oligárquico de que “por gente como esta así esta el país”; aunque todos (hasta la señora paqueta) sepan que es por gente como ella.

Mientras seamos conducidos a un patrullero de la policía bonaerense, sin saber si sus ocupantes nos tiraran en una zanja o en una celda pero con la conciencia de que si llegamos a la “taquería” de seguro llegaremos todos moretoneados, puede que vuele uno que otro escupitajo del comerciante de al lado en una noble muestra de solidaridad hacia su par, e incluso es probable que a la niña que acompaño a su tío al “súper” a buscar mas vino, le quede la imagen para siempre en la memoria y de aquí en adelante un harapiento (cartonero, pelilargo, morocho, etc.) sea un ladrón en potencia, al que hay que temer, y del que hay que cuidarse.

Esta escena en la que la realidad se burla de la ficción, se repite casi diariamente en el “Eki” de Haedo, en el “Carrefour” de San Martín, o en el “Argenchino” de Eufrasio Alvarez: la misma reacción de parte de quienes se sienten estafados, la misma desesperación por el que se sabe atrapado en un sistema en el que aun abundan las desigualdades, el mismo desprecio puesto en evidencia por los que tienen acceso al crédito o directamente pagan al contado.

Aquí la ley es una sola y claramente dice lo que marca. No hay opción: o se respeta o se va en cana.

Sin embargo, el ninguneado (de modo inconsciente) cae en un error que excede el pretender hacerse de una lata de tomates, el cual consiste en no organizarse para discutir entre sus pares las políticas que le permitan subvertir la realidad que les impusieron (aun ya antes de nacer) los mismos que los estigmatizan por su pobreza y los culpan de su propio hambre; que dicho sea de paso, son los que se enriquecen con su desgracia y que casi siempre cuentan (directa o indirectamente) con la connivencia de dirigentes que proponen como toda organización la repartija de planes, y como tiempo máximo de participación en las decisiones del Estado: el domingo que dura un proceso eleccionario.

“Don desocupado” marcha preso y el adulto de clase media siente que en su mundo reina la calma.

Después de todo, “don desocupado” ha robado y nadie lo mando a tener hijos a los que no podía darles de comer, y encima (acota la ambientalista de la otra cuadra) también habría que imputarlo por maltrato animal, dado el aspecto esquelético que a simple vista denota ese pobre caballo con el que “se pasea” con su carro por el barrio.

Mientras cada quien cuenta una versión diferente a los que se acercan a ver que pasa, la escena se desdibuja y “don desocupado” sufre las consecuencias de haber quebrantado la ley; drásticas y ejemplificadoras consecuencias que mas bien corresponden a los hijos del barro, a los nadies, a los que (como dice Galeano) no valen siquiera la bala que los mata.

En la otra punta de la realidad pero del mismo país, el CEO del monopolio Héctor Magnetto derrama dólares sobre juzgados que impunemente dan cuenta de la cita que hicimos del Martín Fierro, y como quien se raja un pedo en la ducha, suprimen, traban, y obstaculizan con medidas cautelares el articulo 161 de la nueva ley de servicios de comunicación audiovisuales votada por mayoría en ambas Cámaras, o se burlan de las licencias estipuladas (por ley) para brindar un servicio de Internet (que no se puede hacer desde una empresa de televisión por cable), o justifican con patrañas que no hayan sustento ni en la ficción siquiera, la insistencia del grupo Clarín a imponer que así como esta la grilla de los canales esta bárbara, y que los del gobierno se vayan a la concha de su hermana.

Casi desde la clandestinidad que le ofrece su fortuna (léase en una de sus casas que nadie conoce, ni a la que nadie fue a comer) la apropiadora Ernestina Herrera de Noble acaricia una mascota y descansa su vejez tranquila, consiente que Felipe y Marcela crecen con el amor y el bienestar que ella les brinda (algo imposible para sus padres biológicos ya que desde la dictadura están en el fondo del mar), y lo hace con la paz de quien conoce muy bien hasta donde puede llegar la impunidad que otorga el poder, y a sabiendas de que no ha nacido el juez que se atreva a llevarla a prisión ni a ella, ni a ninguna otra señora de la aristocracia.

Ambos baluartes de Clarín, junto a Julio Saguier del diario La Nación, y un conjunto de gente (de bien) que ya esta podrida de revolver mierda en el tacho de basura en el que los Kirchner y las “locas” de Plaza de Mayo han transformado “la cuestión” de los derechos humanos (gente entre los que se destacan Martín Caparrós, Eduardo Duhalde, “Lilita” Carrió, y Fernando “general Lee” Solanas) disfrutan viendo como la chusma del gobierno (y sus 6,7,8 aliados) intentan desenredar la madeja de torturas, violaciones, asesinatos, desapariciones, y mentiras editorializadas con las que a los intocables adalides de la libertad de expresión, la empresa Papel Prensa “se les pego a la mano”; y gozan hasta el orgasmo observando como se tropiezan una y otra vez con un sin fin de argucias judiciales que, en mayor o menor medida, nos invitan a todos a hacer un rollo con la Constitución Nacional y colárnosla en el ano.

En el plasma que ocupa la mitad de la pared del comedor, “don presente y futuro asegurados” escucha atentamente a María Laura Santillán hablando acerca de la ola de inseguridad, de que no se puede salir a la calle, y mucho menos transitar libremente por la ciudad debido a la innumerable cantidad de piquetes; uno de los cuales se dio en su barrio, luego de que cayera abatido en un intento de fuga un ladrón que justamente esa mañana asaltara el supermercado de la esquina de Maipú y obispo Raspanti, aunque sus familiares ahora denuncian a la policía ya que, aseguran, se esta frente a otro caso de gatillo fácil.

Ante la noticia, “Don presente y futuro asegurados” casi se atraganta con el pollo a la mostaza y comienza a gritar desaforadamente: -Gordi, gordi veni, este es el chorro que te conté que vi hoy a la mañana cuando fui a comprar al súper, se ve que el muy hijo de puta estaba armado- mientras en la pantalla se observa la mancha de sangre que dejo en el piso el cuerpo de “don desocupado”.

Acto seguido Canal 13 pone en pantalla extractos de la marcha con la que “los K intentan apretar a la Corte Suprema de Justicia”: aparece Hebe de Bonafini diciendo sus sucias verdades que a este noticioso se le antojan como amenazas y “la señora del club de las fulanas de las tetas operadas”, pretendiendo emular a Susana Giménez, exclama “claro, para estos sí hay derechos humanos”.

La ley de “medios” fachos, “medios” boludos, “medios” gorilas, y “medios” hijos de puta que impuso el terrorismo de estado y sus cómplices civiles como Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, Mariano Grondona, Mitre y CIA. (a costa de la sangre de nuestros compañeros) sigue vigente, y para cambiarla no es que nada mas hagan falta jueces imparciales, sino la formación de cuadros que con su sacrificio y su militancia agudicen las contradicciones de una sociedad que se encuentra cercada por el pánico que vomitan desde los noticieros hasta los programas de chimentos, y a la que a fuerza de la destrucción del tejido social han convencido que lo mas rápido y efectivo para acabar con el “flagelo de la pobreza” es lo que esta haciendo Macri con la UCEP, Cobos con los TODOTENIENTES del campo, o Pino y Felipe Sola con la Cámara de Diputados.

Como dijera el “Carlon” Pereyra Rossi:

“Los convoco a cagarse en el miedo

y patear las puertas donde

encerrados están los condenados”